La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria incluye al Bisfenol A como «sustancia extremadamente preocupante», bajando su tasa de ingesta diaria máxima recomendada drásticamente en Abril de 2023. El compuesto no está regulado en EE.UU. Es indetectable sin pruebas químicas. Y es casi imposible de evitar.
Este compuesto químico, usado en la producción de plásticos y resinas, como el policarbonato que conforma botellas reutilizables y recubrimientos de latas de alimentos, está bajo el constante escrutinio de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). La razón: su potencial para migrar a los alimentos y sus posibles implicaciones en la salud humana.
En abril de 2023, la EFSA ha llevado a cabo una revisión exhaustiva del BPA, resultando en una drástica reducción de la ingesta diaria tolerable (IDT) de BPA a 0,2 nanogramos por kilogramo de peso corporal al día. Este cambio significativo ha marcado un distanciamiento enorme respecto a la cifra previa de 4 microgramos.
Teniendo en consideración la nueva IDT establecida, la EFSA concluye que tanto en una exposición media como extrema al BPA se supera la IDT en todos los grupos de edad en 2 o 3 órdenes de magnitud, indicando que se trata de una preocupación para la salud.
¿Qué significa esto en términos de nuestra salud?
Identificado como disruptor endocrino, el BPA se ha relacionado con el cáncer de mama y de ovario, así como con problemas inmunitarios, tiroideos y metabólicos.
Los investigadores creen que la mayor parte del BPA que acaba en nuestro organismo a través de los alimentos, cuando se filtra de los envases y recipientes de plástico.
Y aquí es donde entra en juego una elección diaria: el agua.
Beber agua osmotizada directamente en casa es la opción más aconsejable que depender del agua embotellada, que tiene contacto con sustancias como el BPA. Además de la conveniencia y sostenibilidad, el agua osmotizada ofrece una ventaja adicional: su proceso de purificación.