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En los últimos años se ha hablado mucho de los PFAS, conocidos como las “sustancias químicas eternas”. Se han detectado en alimentos, en el aire… y también en el agua que bebemos. La Unión Europea ya ha dado un paso firme regulando su presencia en el agua de consumo humano.

¿Qué son los PFAS?

Los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas) son un grupo de más de 4.700 compuestos químicos fabricados por el hombre desde mediados del siglo XX. Se utilizan en infinidad de productos por su resistencia al calor, al agua y a la grasa:

  • Recubrimientos antiadherentes (sartenes, envases de comida rápida).

  • Espumas contra incendios.

  • Textiles impermeables y alfombras.

  • Cosméticos y productos de higiene.

Su apodo de “químicos eternos” se debe a que son muy persistentes en el medio ambiente: apenas se degradan y pueden acumularse en el organismo con el tiempo.

¿Por qué preocupan?

Diversos estudios científicos han relacionado la exposición prolongada a ciertos PFAS con efectos en la salud:

  • Alteraciones hormonales y del sistema endocrino.

  • Disfunción hepática.

  • Problemas de fertilidad.

  • Mayor riesgo de algunos tipos de cáncer.

  • Efectos sobre el sistema inmunitario.

Aunque aún se estudian muchos aspectos, el consenso internacional es claro: hay que reducir al mínimo la exposición a estas sustancias.

PFAS en el agua de consumo

Los PFAS llegan al agua a través de vertidos industriales, residuos urbanos, pesticidas o la degradación de productos que los contienen. Su gran solubilidad hace que se propaguen fácilmente en acuíferos y ríos.

El problema es que no se eliminan con tratamientos convencionales de potabilización. Solo tecnologías avanzadas como la ósmosis inversa son capaces de reducirlos de forma significativa.

Normativa europea y española sobre PFAS

Consciente del riesgo, la Unión Europea aprobó en 2020 la nueva Directiva de Agua de Consumo Humano (UE 2020/2184), que por primera vez fija límites específicos a los PFAS:

  • 0,10 µg/L (100 ng/L) para la suma de 20 PFAS prioritarios.

  • 0,50 µg/L (500 ng/L) para el total de PFAS detectables.

En España, esta directiva se ha transpuesto mediante el Real Decreto 3/2023, que regula la calidad del agua de consumo humano. Desde ahora, los municipios y operadores deben controlar la presencia de PFAS, registrando los resultados en el SINAC (Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo).

Esto significa que, por primera vez, los PFAS pasan a ser un parámetro oficial de control del agua de grifo en toda Europa.

¿Cómo podemos protegernos en casa?

Aunque la legislación obligará a vigilar los niveles de PFAS en el agua pública, las fuentes de contaminación son múltiples y su eliminación requiere tecnologías avanzadas.

En Beber Salud ofrecemos equipos con membranas de ósmosis inversa de última generación que no solo cumplen con la normativa española y europea, sino que aportan una seguridad adicional frente a contaminantes emergentes como los PFAS.